Una experiencia perdurable

Construcción 

     Construimos una ilusión firme (creo yo incluso que hecha y derecha) mientras levantaban vuelo los pájaros, ésos que se dieron de frente con el viento seco que venía del norte. ¿Te acordás? Los vimos, valientes, enfrentarlo, arremeter contra la virulencia que traía desde aquellas regiones. Los árboles dispusieron sus frondosas ramas para agasajar la insensible llegada de un viento caluroso y polvoriento. Bajo el arrullo de esos graves cascabeles nuestro primer beso selló esa ilusión… te acordarás… de eso y de pocas cosas más, de tan pocas como yo, ¿verdad?
     Porque , vaya uno a saber…, quizá esa, nuestra ilusión nunca llegó a ser más que aquello que nos sirvió de escenario: el vuelo de un ave, el desenfrenado paso de un viento acogedor, el virulento tintineo de las copas de árboles añejos. Lástima que no pudo ser más que eso… 
    
     Sin embargo… con esa efímera ilusión construí algo eternamente duradero: esta, nuestra historia.

Gabriela Álvarez 

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