Ojalá mis palabras sean sugerentes, evanescentes, contagiosas, risueñas, inspiradoras, locuaces, valientes, honestas; ni graves ni institutrices, ni sordas ni ingenuas sino indecorosas, francas, abiertas; que den volteretas en las cabezas y en los estómagos, que zigzagueen, que caminen rectas, que suban, que bajen, que giren sobre sí, que sean filosas pero que no hieran, que dejen surcos, que dejen huellas, que abran caminos, que gasten suela, que pisen fuerte. Que recuerden y sean recordadas.
Gabriela Álvarez
4 comentarios:
Y que sean recordadas, esperadas, vívidas en cada uno, Solemnes pero tiernas: audaces; que contengan un significado puro, sincero y perduren. Que sean útiles y atractivas, que sirvan para uno o dos o quizás tres... que sean puente entre el sentimiento y la mirada. Que nunca se desvanezcan y expresen lo más hondo de tu Corazón. Que queden allí, en algún lugar para los que las quieran ir a buscar, para quienes las necesiten.
Julieta Álvarez
Julieta,
lo bueno de este "chapoteo" en el charco de las palabras (¿habrá en la vida entera tan sincera emoción como saltar en un charco de agua cuando somos niños?) es que incluso inventamos un poco lo que somos o lo que quisiéramos ser y decimos muchísimo con poco, y jugamos entonces a saborear otro tanto los sentidos que dejan nuestras elecciones, ¿no? Hermosas tus elecciones,
Gabriela y Susana
hola profee!
soy Victoria Di Lauro!
muy lindo blog
Hola, Victoria!! Qué alegría el reencuentro -ahora mediado por la tecnología-! Gracias por tu comentario (ojalá tengamos el placer de que nos escribas algo cuando te surja...).
Besos enormes -también a mamá y a la hermana-, una alegría, de verdad tu presencia aquí,
Gabriela
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